domingo, 10 de febrero de 2013

POBRE CASIMIRO


La tarde llegó atrasada una hora, con el calor una chicharra avisaba que las sandías estaban maduras... y ni asomo que va a llover.
Miraba por la endidura de una ventana rotosa que daba hacia la calle de tierra apisonada con cascotes, que sobraron de alguna vieja pieza que se vino abajo, de vieja nomas. Pasaban dos mujeres parloteando algo del muerto y quién hubiera pensado, no le parece?, tan serio y servicial, con razón siempre la atendía...
Se perdieron detrás de unas cañas que crecían al costado de una zanja que separaba la calle de la vereda, si éso era una vereda.
Quién me mandó a venir a éste pueblo, buscando plasmar en la pintura sus costumbres, donde tenés que esperar una semana que venga un colectivo desvencijado que se cae a pedazos, para comprar una lata de atún de dudosa marca.
Puedo ver desde la rendija el cortejo hacia el cementerio, lo llevan a Casimiro el cura del pueblo, le pegaron una puñalada que no le dio tiempo a confesar sus pecados, quién le manda a acostarse con mujeres ajenas... encima con la mujer del carnicero.